Un periodista en el Concilio


3 de diciembre de 1962


LA CARIDAD NO ES PELIGROSA

La sesión de hoy ha sido una segunda versión -aunque en tono algo menor- de la del sábado. Las dos mismas tendencias han seguido dibujándose con algunas novedades.

Quizá las dos intervenciones más destacadas de hoy hayan sido las de los cardenales Spellman, Doepfner y Leger.

El cardenal de Nueva York -aun aprobando como conjunto el esquema- ha lamentado vivamente que el capítulo dedicado a los seglares no sea más explícito sobre el papel primordial de la Acción Católica en la Iglesia. El problema del apostolado de los seglares no ha de ser tratado sólo en los esquemas que hablan del apostolado; es necesario que encuentre su base teológica y que se le sitúe en su sitio en la Iglesia en el esquema "De EccIesia". Los seglares no son ya sujetos pasivos, ejercen su "sacerdocio" en la Iglesia, "son" Iglesia y, sin embargo, se sigue sin darles "oficialmente" el puesto que canónicamente les corresponde.

Una crítica a la totalidad del esquema ha sido la del cardenal Doepfner, arzobispo de Munich. El esquema -según él- es insuficiente para la hora que estamos viviendo. Es demasiado largo, demasiado extrínseco, no tiene suficiente base escriturística, insiste casi exclusivamente en los aspectos jurídicos de la Iglesia y mucho menos en el misterio de la Iglesia. Hoy nadie pone en duda ni trata de minimizar el Primado Romano. Está, en cambio, aún oscuro el tema de la colegialidad del Episcopado. Tratemos, pues, de aclarar lo que no está claro en lugar de defender lo que nadie ataca. Por todo esto, el esquema debe ser completamente rehecho por la comisión teológica en colaboración con las comisiones para el apostolado de los seglares, la comisión de religiosos y el Secretariado para la unidad.

Otras intervenciones han ampliado puntos ya tocados ayer y añadido algunos nuevos. Uno de los Padres señalaba, por ejemplo, la conveniencia de recordar que el vínculo que une a los obispos con el Papa es, antes que un vínculo jurídico, una unión de caridad. Hablar de caridad -afirmó- no es reblandecer la doctrina. ¿O acaso la ley del amor que Cristo nos impuso va a ser una ley peligrosa?

Entre las intervenciones curiosas recogeré la del cardenal Gracias, que apuntaba su alegría de hablar en el Concilio: "hoy, día de San Francisco Javier, cuyo cuerpo hemos venerado y seguiremos venerando devotamente en la India", alusión que tenía su profundo sentido tras la caída de la antigua Goa portuguesa. O la intervención del obispo de Aquino, que en tono patético se dirigió a algunos obispos que, según él, olvidaban las recomendaciones de San Pablo en el capítulo IV de la epístola a Timoteo: "Tu vero, vigila". Como si para algunos Padres más avanzados la integridad de la doctrina no tuviera su importancia. "Su intervención -dice el comentarista de "La Croix"- provocó en el aula movimientos diversos".

Pero quizá la intervención más sonada de la sesión de hoy sea la del cardenal Léger, arzobispo canadiense de Montreal. Esta primera sesión, que está a punto de acabar, es ya un don precioso -"donum magnum"- que Dios ha concedido a su Iglesia. Sin duda no hemos llevado muy adelante el programa de trabajos conciliares, pero todos hemos comprendido la grandiosidad del esfuerzo que es necesario hacer para renovar la Iglesia. Esta experiencia era necesario hacerla "etsi aliquando dolorosa", aunque a veces haya resultado dolorosa. Pero ahora el camino está abierto, ese camino por el que el Concilio ha manifestado su voluntad de caminar." Pero, para que este espíritu de renovación haga su obra, el cardenal propone que se constituya un organismo que mantenga las orientaciones tomadas y estimule a las comisiones conciliares, a fin de que éstas presenten en la próxima sesión, esquemas que tengan la probabilidad de recoger el asentimiento de la Asamblea.

¿Hace falta señalar la trascendencia de esta petición? No es precisa mucha imaginación para unirla a las cosas que ya ayer desvelaba el artículo del cardenal Montini. Pero aquí la cosa se hace aún más concreta: se trata de una comisión que mantenga la línea pastoral preferida por el Concilio y que dirija a las comisiones en la línea que recogería el asentimiento... que no todos los esquemas preparados para la primera sesión han recibido.

Todos creíamos que los últimos días de esta primera sesión serían días de trámite. Pero ahora tenemos la sensación de estar viviendo días decisivos para la marcha futura del Concilio.

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