La sesión de hoy ha cerrado el estudio del esquema sin mayores novedades. La intervención más importante ha sido, sin duda, la del cardenal Bea, que venía a centrar en su sitio el problema debatido en las sesiones anteriores, de si fundir los tres esquemas sobre la Unidad o mantenerlos separados. El cardenal señalaba la utiidad de que el esquema se hubiera estudiado separadamente, tratando primero de los ortodoxos, como un homenaje a las veneradas Iglesias de Oriente. Pero, hecho este gesto de amor hacia ellas, todos los problemas del ecumenismo deben integrarse en un planteamiento completo, planteamiento que, evidentemente, debe tratar separadamente los problemas de los protestantes de los ortodoxos, lo mismo que el Secretariado para la Unidad, que, siendo uno, tiene dos apartados distintos para unos y otros.

Otra intervención importante ha sido la de monseñor Heenan, arzobispo de Liverpool, uno de los más famosos ecumenistas de la actualidad. En su intervención lamentaba que no se hubiera dicho nada en esta primera sesión sobre los problemas protestantes, y, concretamente, los anglicanos, habiendo sido como han sido, los anglicanos los primeros en responder a la llamada del Papa para acudir al Concilio.

También ha registrado gran interés la intervención de un prelado español, que ha discutido la expresión "frente común de los cristianos", usada en el esquema. Esta expresión podría dar impresión de intenciones belicosas contra alguien, cosa que no tiene que ver con esta Iglesia, levadura, sal y luz de Cristo.

Pero quizá la más curiosa intervención de estos últimos días ha sido la de monseñor Elko, exarca de rito bizantino, en Pittsburg, que, dirigiéndose directamente a los observadores les pidió que se fijaran bien en lo que habían visto en el Concilio, nada de monolitismo, sino absoluta libertad de expresión de los Padres; atmósfera de piedad y de caridad; discreción en las intervenciones del Papa, que verdaderamente se había mostrado como lo que es: "el servidor de los servidores de Dios", porque el Primado de Pedro es, ante todo, no un dominio, sino un servicio.