El comunicado oficial sobre la salud del Papa ni ha aclarado nada, ni ha tranquilizado a nadie. Más o menos lo que se esperaba. El Papa padece una gastropatía. Claro que una gastropatía puede ser desde una indigestión hasta un cáncer de estómago. Vaya usted a saber.
Lo que por de pronto parece excluído es la operación: se han anunciado ya las tres canonizaciones para el próximo día 9 y, como es sabido, el Papa tiene que bajar a ellas. Esta ha dado un soplo de optimismo a todos.
El doctor Gashbrrini, cuando le han preguntado si se trataba de prostata o de cáncer, ha respondido: Claro que el Papa sufre de próstata. Todo el mundo la padece a su edad; también yo la tengo. Pero de cáncer no hay absolutamente nada. ¡Quiéralo el cielo!
Otra noticia que corre por Roma y que no hay posibilidad de controlar si es cierta o no: al parecer, el Santo Padre estaría a punto de nombrar una nueva comisión, destinada a estudiar los grandes problemas del mundo de hoy: distribución de las riquezas, hambre en el mundo, países subdesarrollados, superpoblación, guerra.
Sea verdadera o falsa la noticia, ciertamente responde a un clima que en Roma crece por momentos. Son cada vez más los Padres que se preguntan si el Concilio no va a afrontar directamente estos temas, tan vitales para el hombre de hoy. El otro día lo planteó en el Aula un obispo americano, diciendo claramente: Cuando volvamos a nuestras diócesis y nos pregunten nuestros diocesanos qué les llevamos de concreto para sus vidas, ¿les responderemos acaso que hemos estado discutiendo sobre si el latín sí o el latín no? En esta línea son muchos les Padres que han hablado en entrevistas de Prensa o conferencias de la necesidad de que estas temas se ataquen en directo. Y la idea de esta nueva comisión, directamente ocupada de estas problemas, parece que viene del cardenal Suenens, de Bélgica. Sería una gran idea, sí.
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