Un periodista en el Concilio


24 de noviembre de 1962


EL ESQUEMA EN TREINTA PUNTOS

¿Qué es el esquema sobre los medios de comunicación social? ¿Qué problemas plantea? ¿Cómo los enfoca?

Estuve anoche estudiando sus 114 apartados y creo que todo lo esencial del esquema puede reducirse a treinta puntos, que son un interesantísimo planteamiento del problema. Quizá la arquitectura y el mismo enfoque del esquema sean un tanto discutibles, pero es un buen paso adelante de la Iglesia en este punto en que tantos nos faltan por andar.

Quiero recoger aquí algunas de las ideas fundamentales del esquema: Las siguientes:

1.ª La Iglesia tiene derecho y obligación de usar los medios actuales de difusión, siendo, como son, caminos para cumplir el mandato evangélico de anunciar la verdad a todas los hombres.

2.ª Los hombres de buena voluntad, y especialmente los fieles cristianos, deben ayudar a la Iglesia en esta tarea, seguros de que será en bien y provecho de la comunidad humana.

3.ª El uso de estos medios de difusión ha de someterse al orden moral, que está muy por encima del orden económico y político. Y han de someterse tanto más cuanto que su influjo en el hombre, dada su fuerza fascinadora, es inmenso.

4.ª En la moralidad de los medios de difusión es esencial la materia difundida. Así, mientras es de elogiar todo cuanto contribuya a acrecentar el honor de Dios, el amor entre los hombres y los pueblos, el mejoramiento interior de las almas, el progreso de las ciencias y las artes, la justicia y la paz entre los hombres, la santidad de la familia, la dignidad del hombre y todos los bienes humanos, habría que reprobar cuanto por estos medios se hiciera para combatir a Dios, mutilar o deformar la verdad, debilitar el sentido moral, insultar a la autoridad legítima, elogiar el sucio poder del oro, alabar cualquier género de vida lujuriosa, los crímenes, los robos, los odios sociales entre las clases o las razas.

5.ª Entre los principales problemas morales merecen destacarse tres. El primero es el derecho a la información. La sociedad humana tiene este derecho a conocer todo lo que corresponde al bien común y a conocer íntegra la sustancia de los sucesos, sin falseamientos ni mutilaciones; y esta información ha de ser honesta y conveniente, respetando la dignidad del hombre y las leyes morales.

6.ª Un segundo importante problema es el de la libertad del arte, Tanto los artistas en su trabajo como los compradores de él, deben recordar que, siendo hombres como son, están sometidos a las leyes morales, y su libertad debe ser, pues, la verdadera libertad del hombre, la que pide que todo cuanto se hace contribuya a la virtud y a la perfección de la naturaleza humana. Y este respeto deberá ser tanto mayor cuanto mayor sea el número de receptores de la obra, cuanto mayor sea su fuerza de fascinación y, más aún, cuanto menor sea la calidad verdaderamente artística de la obra.

7.ª El tercer problema moral es el de la presentación del mal en la obra de arte. Presentación que puede ser útil para conocer hasta el fondo la naturaleza del hombre y para conseguir necesarios efectos dramáticos. Pero esta narración debe hacerse con las necesarias cautelas que ya señaló Pío XII en su discurso sobre el "film ideal".

8.ª El esquema estudia a continuación las obligaciones de todos ante la pública opinión. En primer lugar, las de los lectores y oyentes, que tienen obligación de seleccionar cuidadosamente sus lecturas y espectáculos, evitando el escándalo y la colaboración al mal. El espectador tiene obligación de conocer las orientaciones y calificaciones que la Iglesia pronuncie sobre sus lecturas y espectáculos.

9.ª Obligaciones especiales tienen los educadores. Pedagogos, maestros, sacerdotes deben formar a los jóvenes en todo lo concerniente a los medios de difusión, Prensa, cine, televisión, con cursillos, clases y todo género de medios.

10.ª Pero una especial responsabilidad tienen periodistas, editores, actores, críticos, escritores, que deben dirigir todo de modo que ayuden al bien común, a la cultura y a la religión.

11.ª Tiene también graves obligaciones la autoridad civil: tutelar la verdadera y justa libertad, imprescindible hoy para la sociedad; fomentar la religión y las artes; defender a los medios de comunicación contra los comerciantes, que buscan solamente el éxito financiero, especialmente en las publicaciones y proyecciones para la juventud. Ha de vigilar también para que estos instrumentos públicos no hagan daño al bien común, pero cuidando de no privar a los ciudadanos de sus derechos con una inmoderada intervención de la autoridad civil.

12.ª La Iglesia debe esforzarse en todo cuanto sirva para la preparación de los espectadores cinematográficos o televisivos, y para enseñar a los hombres a usar bien estos medios de difusión, en las familias, en los colegios. Por eso son muy de alabar las asociaciones para la honesta divulgación de las buenas lecturas, las que sirven para difundir la cultura cinematográfica, radiofónica, televisiva, siempre que se lleven con prudencia y no produzcan daño a las almas. Especialmente es conveniente esto para los miembros del clero o religiosos que deben conocer estas cuestiones y todo cuanto de ellos puede sacarse de bueno para la vida religiosa y las costumbres de los hombres.

13.ª Debe prepararse a sacerdotes y laicos para el apostolado en estos terrenos. Los obispos y superiores de Ordenes religiosas deben procurar que se formen en estas técnicas aquellos estudiantes que tengan especiales cualidades para estas tareas. Mas, sobre todo, foméntense escuelas de periodismo, de cine, de todos los medios de difusión, en las que los laicos se formen para este apostolado.

14.ª Hágase en todas partes un día mundial dedicado a los medios de difusión, en el que se explique a los fieles la preocupación de la Iglesia por estas tareas.

15.ª Moral de los periódicos informativos. Sometan su trabajo al amor a la verdad, a la reverencia hacia el orden moral y la dignidad del hombre; huyan no sólo de la mentira, sino también de las conspiraciones de silencio, o de tendenciosa selección de noticias, ya que muchas veces pecan los periódicos, callando, por dinero o presiones políticas o comerciales.

16.ª El concilio reconoce y agradece el espacio concedido a las noticias religiosas en la Prensa. Y recuerda que se encomiende esta tarea a personas peritas en asuntos religiosos.

17.ª Un gran peligro moral tienen las revistas ilustradas en inclinarse al sensacionalismo, a la crónica negra o a los torcidos deseos. En cambio, suele notarse en ellas la ausencia de lo religioso y de todo cuanto corresponde a la vida espiritual.

18.ª Los periodistas y fotógrafos no divulguen las noticias secretas que puedan hacer daño a la comunidad o a la justa fama de los interesados. Los vendedores cuiden de no dar más que cosas honestas a los lectores jóvenes.

19.ª La autoridad civil coloque a los periódicos en condiciones de que puedan disfrutar de su legítima libertad para formar debidamente la opinión pública. Pero, siendo los periódicos algo que atañe al bien común, impida la autoridad los malos usos de la Prensa: cuanto vaya contra las buenas costumbres, cuanto conculque los derechos de la persona humana, cuanto vaya contra el bien común; no lo que pudiera ir contra una determinada postura (literalmente, "facción") política.

20.ª Para imbuir en los lectores el espíritu cristiano no basta un periódico simplemente honesto; por eso la Iglesia desea la existencia y difusión de los periódicos católicos, directamente dependientes de la autoridad eclesiástica, o de católicos que acepten sus directrices.

21.ª Siendo inmenso el influjo del cine, tanto mayor es la obligación de productores, artistas y programadores de ajustar su trabajo a las normas morales muy por encima del afán de lucro.

22.ª Téngase especial cuidado cuando se traten temas religiosos y búsquense asesores eclesiásticos delegados por la Jerarquía. Promuévanse y difúndanse las buenas películas, especialmente las dedicadas a jóvenes.

23.ª Recuérdense las normas de la Santa Sede en lo referente a las calificaciones morales de espectáculos, difúndanse todo lo posible, y sepan los fieles que tienen obligación grave de conocer estas calificaciones y de obedecerlas.

24.ª Para promover la perniciosa inercia de los espectadores y moderar la excesiva fascinación de las imágenes y para saber valorar los problemas contenidos en las películas se recomiendan especialmente todos los medios de formación de los espectadores, a través de institutos cinematográficos, clases sistemáticas en los colegios, asociaciones de cultura cinematográfica, públicas discusiones sobre las películas.

25.ª Los problemas morales de la radio y la televisión son aún más importantes, ya que estos instrumentos entran en el interior del hogar y dado que se debe una infinita reverencia al niño. Los radioyentes y telespectadores deben también colaborar a esta moralidad con su crítica o sus elogios a quienes realicen o preparen los programas.

26.ª Especialmente eficaces son las emisiones religiosas radiofónicas o televisivas. Prepáranse peritos para ellas y ayúdese a quienes trabajan en ello. Y cuídese de que estas emisiones destaquen en calidad artística y técnica.

27.ª También los discos y cintas magnetofónicas deben someterse a las leyes de la moral. Muchas veces sucede que, a través de ellos, se difunden canciones que expresan conceptos lascivos o ideas peligrosas.

28.ª Igualmente se han difundido los carteles murales de propaganda, folletos, octavillas. Téngase en cuenta que se exhiben ante la vista de todos, aun de los niños, y que muchas veces se falta en ellos a la caridad, a la justicia, a la veracidad y a las costumbres públicas.

29.ª Este Santo Sínodo pide a todos los fieles que trabajen junto a la Jerarquía para hacer realidad todos estos deseos, tan importantes para la juventud de la Iglesia, de modo que pongamos vino nuevo en odres nuevos.

30.ª Para que los obispos de todo el mundo puedan llevar todo esto a efecto, prepárese un breviario pastoral sobre estas materias.

He aquí una interesante galería de propuestas. ¿Cuáles hará suyas el Concilio? No tardaremos demasiado en saberlo. El clima que en ambientes romanos se respira es que habrá un gran acuerdo en cuanto al espíritu del esquema, pero quizá el Concilio haga una mucho más simple declaración de principios, dejando al breviario de pastoral, de que habla el último punto, los detalles concretos.


UNA GRAN SESION

Si la de ayer fue aburridilla, la sesión de hoy ha sido de signo bien distinto: intensa, sólida. La preocupación por la velocidad con que se estaba estudiando este esquema ha cundido entre los Padres conciliares. Y el comunicado oficial registra hoy este hecho: "Algunos Padres han manifestado el temor de que el Concilio no dé suficiente relieve a este tema, que constituye una cuestión vital para todas las formas de apostolado moderno".

¿Cuáles han sido los ejes concretos de las opiniones de hoy? Quizá lo que más ha pesado en la sesión de hoy ha sido la impresión de encontrarse ante un esquema demasiado "clerical". "Muchos Padres -recoge el corresponsal de "La Croix"- han coincidido en afirmar que el Concilio no debe dirigirse exclusivamente a los católicos. sino más bien hablar a la inteligencia y a la comprensión de los cristianos de todas las confesiones, e incluso a todos los hombres de buena voluntad. El desarrollo de las nuevas técnicas es de una importancia tal que debe incitar a los cristianos no solo a crear órganos confesionales para alcanzar los objetivos propios, sino a entrar de lleno en ellos y adquirir una perfecta competencia en todos los sectores interesados por estas técnicas. Por esto los mismos oradores han formulado reservas en torno a las expresiones que se refieren a los "derechos" de la Iglesia. Han añadido que la Iglesia no debe interesarse tan solo en estas técnicas por lo que puedan tener de práctico para la difusión del Evangelio: la Iglesia debe testimoniar claramente que los aprecia en sí mismos. Estos medios técnicos contribuyen efectivamente al progreso de la Humanidad, permiten expresar y hacer valer los valores comunes y ayudan largamente a la instrucción y educación de las masas. Cosas todas éstas que son en sí un bien."

Se deseaba, pues, un enfoque menos exclusivamente eclesiástico, que interesase a todos los hombres que trabajan en estos campos y no sólo a los católicos. Y se quería que no se hablase tan solo de los derechos de la Iglesia en este campo, cuando trabajar en él es, para la Iglesia y los católicos, más que un derecho, un deber al servicio de las grandes causas de la Humanidad -"el desarrollo de la justicia social, el respeto a la dignidad humana, la paz y la unión entre los pueblos", precisa el comunicado oficial- , valores todos éstos que interesan a la Iglesia como valores suyos.

Entre las intervenciones interesantes en la sesión de hoy recogeré la del cardenal Léger, que apuntaba la posibilidad de que en la reelaboración de este esquema intervinieran periodistas seglares que aportaran los frutos de su experiencia.

Monseñor Gouyon, obispo de Bayona y antiguo periodista, rompió una lanza en favor de sus antiguos colegas. "Muchas veces -dijo- somos demasiado severos para con ellos, porque no nos damos cuenta de las dificultades de su misión. Les reprochamos fácilmente sus inexactitudes y sus impresiones, ignorando el ritmo al que trabajan. ¿No nos sucede a nosotros que muchas veces tardamos en encontrar una formulación precisa y que no siempre logramos encontrarla? Y nosotros disponemos de un tiempo que falta a los periodistas."

Una interesante llamada ha sido la de los obispos africanos, que, por labios de monseñor Perraudín primero y de monseñor Nwedo después, planteaban a los viejos pueblos la necesidad de ayudarles económica y técnicamente en estos terrenos, aun apenas nacidos en Africa. "¿Seremos los católicos los primeros en llevar a Africa la televisión y en trazar unas grandes redes radiofónicas? ¿Los primeros... o los últimos?"

Una última intervención importante: la del cardenal Bea. "Hay una cosa -dice el comunicado oficial- en la cual pueden estar de acuerdo todos los cristianos, de cualquier confesión que sean. Y es precisamente ésta: difundir y defender, a través de éstos, de los instrumentos de comunicación social, los principios fundamentales humanos y cristianos que todos reconocen." ¿Por qué no han de ser los medios de difusión un campo de común trabajo ecuménico?

Sí, una gran sesión. Con ella queda prácticamente visto para sentencia este esquema de los medios de comunicación social. El lunes aún algunas intervenciones sobre él, y luego el nuevo esquema: el de la Unidad: pocos días faltan para que esta sesión conciliar se termine, pero los Padres no están dispuestos a desaprovecharlos.

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