Con este título leyó ayer Radio Vaticano, en su diario de mediodía, un comentario que es quizá lo mejor que he leído sobre el momento que estamos viviendo. Quiero recogerlo íntegro, porque vale la pena, por la exactitud de sus formulaciones:

"Las congregaciones generales, en el análisis del esquema sobre las fuentes de la Revelación, han puesto en evidencia tres tendencias entre los Padres conciliares: una, favorable al esquema, con algunas modificaciones e integraciones; otra, desfavorable y partidaria de su total reelaboración, y una tercera, que ha subrayado la necesidad de crear un grupo compuesto por Padres Conciliares de las diversas tendencias para encontrar una vía media, un punto de encuentro concorde que tenga en cuenta las varias opiniones emitidas. En toda asamblea donde se ejercita una libre discusión es natural que haya diversidad de pareceres, de propuestas, de posiciones. Los puntos de vista son siempre varios y responden a distintos ambientes culturales, diversas experiencias pastorales, diferente educación intelectual. Esto sucede también en el Aula Conciliar y no es en absoluto sorprendente.

El verdadero objeto de la discusión no es la doctrina, sino el planteamiento del esquema, la programación, el modo de presentar la doctrina católica. Los redactores del esquema, adhiriéndose al espiritu y al desarrollo de una constitución dogmática, se han preocupado de una formulación científica, sistemática, en una tecnología que salve la inmutable permanencia del mensaje cristiano de la usura del tiempo. Quienes, en cambio, piensan que sería oportuno sustituírlo con otro esquema, desean un planteamiento pastoral, abierto en un orden existencial, preocupados por el reflejo y por el influjo de la verdad en la vida, en su desarrollo histórico y dinámico; y se preocupan, sobre todo, por establecer un contacto, un diálogo con los no creyentes, con los hermanos separados y con los de otras religiones.

No se trata, pues, de posiciones doctrinales antitéticas, contrarias o contradictorias, sino de tendencias que ponen de relieve dos aspectos diversos de una misma verdad y realidad católica. Aspectos que pueden integrarse, asociarse, ser intercambiablemente complementarios. La diversidad, cuando nace y brota de una misma profesión de fe, cuando es fruto de un idéntico amor, siempre encuentra un punto de encuentro. Esto es cuanto desean no pocos Padres. Una vez logrado este entendimiento, no se puede decir quién tenga mayor mérito, porque recíprocamente los unos ayudan a los otros en el mutuo respeto de la libertad y los respectivos métodos de apostolado. Lo que parece abstracto da dirección y orientación siempre válida a la acción concreta; y lo que parece existencial en su concretez da calor e inmediatez a la exposición abstracta. Así sirve a la teologia el que se dedica a señalar los peligros que pueden asediar a la doctrina, y la sirve quien se dedica a la amorosa búsqueda de llevar esa doctrina a las almas que están alejadas. La defensa de la verdad y su predicación misional forman parte de la misma misión sacerdotal de participar y comunicar la salvación. Es amor salvador el del pastor que quiere tener al seguro en el aprisco a las noventa y nueve ovejas, y amor salvador es la ansiosa y dolorida búsqueda de la oveja perdida. Sólo el superficial disociaría y dividiría la complementariedad de este amor, señalando derechas e izquierdas, conformismos y anticonformismos. No está en juego la contraposición de ideologías que dividen, sino el estudio de la fe que une. La discusión que tiene lugar en el Concilio gira en torno al modo de proponer la verdad que nos hace libres, y es precisamente la libertad de los hijos de Dios quien enriquece la doctrina y la vida de la Iglesia."

Me parece profundamente significativo el que Radio Vaticana haya leído esta nota tan oportuna. ¿Se camina hacia una comisión mixta que concilie lo mejor de las dos tendencias?