Un periodista en el Concilio


9 de noviembre de 1962


LAS OCHO ALMENDRAS DE MONSEÑOR CARINCI

Hoy fiestecilla familiar. El más anciano de los Padres -una especie de abuelo del Concilio-, monseñor Carinci, cumple hoy cien años. Monseñor hoy no ha ido a la sesión conciliar, a la que asiste todos los días con ejemplar puntualidad y los Padres le han dirigido un cariñoso telegrama de felicitación.

Y los periodistas han desenterrado del arca de sus recuerdos un montón de historietas: es el único Padre Conciliar que ha visto dos Concilios, aún recuerda cuando asistió con siete años a la función de apertura del Vaticano I.

Pero la más hermosa de todas sus historias es la de las ocho almendras. Hace noventa y tres años, el día en que el pequeño Carinci hizo la Primera Comunión, Pío IX regaló al pequeño comulgante ocho almendras. Y el hoy centenario obispo guardó estos confites como la más importante de las reliquias. Las ocho peladillas vivieron noventa y dos años en una bombonera hasta que, en un traslado de casa, hace pocos meses, las ocho almendras se perdieron. Y monseñor Carinci volvió a ser el niño de hace noventa años, llorando como lloran los chiquillos por la pérdida de aquellos históricos, casi arqueológicos confites.


LA SIMPATIA DE LOS OBISPOS NEGROS

Esto no lo duda nadie: de concederse un premio de simpatía éste sería para los obispos negros. "Se mueven -escribe hoy L'Avenire d'Italia- entre los demás sin el menor complejo. Hay en ellos una especie de majestad cautivante. Responden siempre al saludo con una especie de garbo oriental. Tienen la conciencia de ser una parte viva de la Iglesia. Y llevan la dignidad episcopal con una regia humildad." Exacto.


¿CAMBIOS EN LA LITURGIA DE LOS SACRAMENTOS?

Los diálogos conciliares han tomado ahora un ritmo mucho más vivo. Los Padres han concluído ya el capítulo que trata de los sacramentos y han entrado en el que estudia los problemas del breviario. ¿Y va a haber muchos cambios en la liturgia de los sacramentos? Esto no se sabrá hasta que no lleguen las votaciones sobre estos capítulos. Pero la marcha de los debates nos dirá bastante para orientarnos sobre el problema.

Puede esperarse, en principio, que la constitución sobre la liturgia sacramental estará construída sobre estas seis líneas generales:

1) No tocará los aspectos dogmáticos ni jurídicos de los sacramentos, ya que esto corresponde a otros esquemas. Este estudiará sólo los aspectos pastorales y litúrgicos.

2) No deben esperarse decisiones concretas, sino más bien principios generales para cuya aplicación trabajarán después las comisiones de estudio a lo largo de varios años. Ningún cambio, pues, inmediato.

3) Las tres tendencias fundamentales que el esquema apoyará serán: a), sentido social de los sacramentos, subrayando la participación de la comunidad como tal en su recepción; b), esfuerzo por una mayor inteligibilidad de las fórmulas y de los ritos sacramentales; c), tendencia a la simplificación en todos ellos.

4) No puede esperarse una gran revolución en las rúbricas, La revisión de éstas se realizará con gran cautela para no perder viejos tesoros.

5) Puede esperarse una notable introducción de las lenguas vulgares en la práctica de los sacramentos, mucho más amplia que en la misa.

6) Se dará una mayor libertad a las conferencias episcopales para la aceptación o adaptación de los ritos secundarios.

Y, bajando a los sacramentos en concreto, ¿cuáles han sido los puntos que más han pesado estos días en los diálogos del Aula Conciliar? Estudiando atentamente los comunicados oficiales y ampliándolos con las noticias que nos llegan podríamos trazar el siguiente cuadro:

BAUTISMO.- Se insistirá en el catecumenado de los adultos convertidos, siguiendo y perfeccionando el nuevo rito que reparte la ceremonia del bantismo -para los adultos- en siete días, como signo de una más solemne y meditada entrada en la Iglesia. Se tenderá a simplificar algunas ceremonias complicadas. Algún Padre ha pedido, por ejemplo, la supresión del triple soplo y del uso de la saliva, que hoy no resultan símbólicos para nadie. Es muy probable que se recomiende el bautismo hecho en público ante toda la comunidad parroquial, quizá reuniendo a todos los niños nacidos en la semana en una o dos ceremonias solemnes y comunes, como hoy se hace ya en muchas naciones de Hispanoamérica. Que se prepare una misa especial para el bautismo de adultos. Que se permita a los obispos de tierras de misión el añadir otros ritos y ceremonias, para que el bautismo de los nuevos convertidos sea una verdadera fiesta. Que se prepare una fórmula breve de bautismo para los sitios donde no hay sacerdote. Y... como dato curioso diremos que un obispo pidió que el bautismo se hiciera con agua caliente.

CONFIRMACION.- Es muy probable que este sacramento se administre dentro de la misa para mostrar su unión con la Eucaristía, que se le añada la renovación de las promesas del bautismo cuando se confiere a adultos. Que se insista en el papel de los padrinos y en su responsabilidad de cuidar la educación religiosa de los apadrinados, y para ello que se prohiba la costumbre del padrino común para cientos de niños, de modo que ningún padrino pueda serlo de más de dos confirmados. Que se recomiende la confirmación hecha en presencia de toda la comunidad parroquial.

PENITENCIA.- No habrá muchos cambios en la liturgia de este sacramento. Algún Padre ha pedido la abreviación de la fórmula de absolución y otros han pedido que se absuelva en lengua vulgar. Es probable que se busque una solución mixta que conserve el latín en su frase sacramental y permita en lengua vernácula las oraciones anteriores y posteriores. Algún otro Padre ha señalado cómo en este sacramento falta el sentido de fiesta que poseen todos los otros y ha pedido que, al menos algunas veces, se busque una fórmula de expresar la alegría de quienes han recuperado la gracia; sería una manera de volver de algún modo a la antigua absolución colectiva de los primeros cristianos.

MATRIMONIO.- Este ha sido probablemente el sacramento más estudiado dentro del Aula. Es muy probable que el rito matrimonial se celebre dentro de la misa, entre el Evangelio y el Credo, y que se recomiende a los sacerdotes tener homilía siempre en las bodas. Se concederá una mayor autonomía a las conferencias episcopales para adaptar el rito a las costumbres del país, sobre todo en las tierras de misión, siempre que se respete la parte en que los cónyuges expresan su consentimiento. Se revisará la oración que señala, sobre todo, los derechos de la esposa, acentuando igualmente los del esposo. Los obispos misioneros han pedido que se pueda hacer ceremonia pública cuando, con dispensa del impedimento de disparidad de religión, se casa una cristiana con un pagano, dado que ésta es la única ocasión que muchos paganos tienen de conocer el cristianismo. Se ha pedido también que la liturgia del matrimonio exprese no solamente el deber de propagación de la especie, sino también la riqueza íntima del sacramento para los hogares, dado que, en la época en que la familia es directamente atacada, es necesario poner a plena luz el valor espiritual del matrimonio y del hogar familiar. Y se ha pedido, sobre todo, que se luche contra todo lo que tienda a crear un clima de superficialidad o mundanidad en este sacramento.

EXTREMAUNCION.- Es casi seguro que este sacramento se llamará en adelante "Unción de los enfermos" para quitarle ese tono de proximidad a la muerte, que espanta a muchos. Se aclarará que no es un sacramento de moribundos, sino de enfermos y que no tiene solo el sentido de preparar un alma para morir, sino también el de implorar la salud del cuerpo. Por ello, no se administrará cuando los enfermos estén agonizando, sino que podrá administrarse en toda enfermedad importante, aunque no haya peligro ni probabilidad de muerte. Podrá también aplicarse antes de las operaciones de alguna importancia y repetirse dentro de la misma enfermedad. Su liturgia probablemente se simplificará, y es muy probable que se mantengan solo dos unciones: la de la frente y la de las manos, suprimiendo las que se hacían en ojos, nariz, orejas y pies. Muchos Padres han pedido que se haga todo él en lengua vernácula.

OTROS SACRAMENTOS Y SACRAMENTALES.- Los otros dos sacramentos apenas se han estudiado. El de la Eucaristía, porque ya se ha revisado hablando de la misa. El del Orden, porque no parece que haya deseos de modificaciones importantes.

Entre los sacramentales se ha dedicado gran atención a entierros y funerales. El esquema desea para ellos un mayor espíritu pascual, una visión más serena y clara, menos fúnebre y parecida al dolor de los paganos. Algunos Padres han pedido, incluso que se quite el color negro. También se ha pedido la revisión de los cantos y oraciones, suprimiendo de ellos cuanto haya de terrorífico. Es probable que el Concilio aconseje a los sacerdotes que aprovechen estas concentraciones de fieles para predicar, explicándoles el sentido de la muerte cristiana.

Algunos Padres han propuesto la creación de algunos nuevos sacramentales. Un Padre italiano, por ejemplo, pidió un sacramental de la adolescencia, un rito litúrgico que les vinculase a la Iglesia en ese momento en que la vida se hace difícil para ellos, una especie de recuerdo más consciente de la confirmación.

¿Cuáles de todos estos proyectos serán realmente realizados? La votación de los Padres nos lo dirá. Lo que podemos saber ya desde ahora es que ningún esfuerzo importante por acercar los sacramentos a la comprensión de todos quedará sin hacerse. Y será un hermoso fruto conciliar.

barra
página en construcción barra


webmaster:hsotto@ctcreuna.cl