Un periodista en el Concilio


24 de octubre de 1962


DANZAS EN LA MISA

Hoy se ha abierto para el periodista una nueva fuente de información: las conferencias de Prensa. La oportunidad es realmente única: 2.500 obispos en Roma, y los mejores peritos en todas las materias. Habrá que aprovecharlos.

Esta tarde ha sido una conferencia de Prensa quien ha puesto en candelero el primer problema vivo referente a la liturgia. El holandés monseñor Van Bekum, obispo de Ruteng, en Indonesia, y uno de los más famosos liturgistas del Concilio, ha dado esta tarde una conferencia de Prensa en L'Osservatore Romano. Eramos pocos y el ambiente estaba agradable. El presentador nos ha dicho que precisamente en la sesión de esta mañana había hablado en el Aula monseñor Van Bekum, y nos ha insinuado que más o menos lo que iba a decirnos es lo que en el Aula había dicho:

-Nosotros, en Indonesia -comenzó diciéndonos- nos encontramos con un hecho indiscutible: los indígenas de nuestras islas tienen una bellísima liturgia pagana. Ellos rinden a Dios y a los espíritus sacrificios de expiación, acciones de gracias, alabanzas, súplicas. Y todos estos cultos son muy ricos, solemnes, comprensibles para toda la población, que los celebra en masa con viva participación, Naturalmente, esta su religiosidad pagana está mezclada con muchas oscuridades, incertidumbres, supersticiones, terrores; pero esto no quita nada a que su religiosidad sea profunda y bien nutrida, ya que sus celebraciones sagradas son siempre populares, mezcladas con danzas, cantos, plegarias en lengua local y con acciones colectivas de simbolismos muy accesibles, procesiones y aclamaciones comunes. Para los paganos de nuestras islas el espíritu religioso se manifiesta, pues, en acciones de carácter social que mantienen unida a la comunidad y representan la más alta expresión de la cultura local.

-¿Y esto plantea evidentemente problemas muy graves para la liturgia católica?

-Naturalmente. Porque ¿qué sucede cuando un pagano se hace cristiano? Ante todo él pierde el patrimonio religioso-cultural-social que había heredado y que representaba para él todo el fundamiento de su vida, de todas sus convicciones y acciones. Desgraciadamente ni siquiera nosotros, los misioneros, nos habíamos dado cuenta suficiente del valor de lo que un pagano deja al hacerse cristiano. Nosotros le damos a cambio la Fe, es cierto, pero no nos hemos preocupado de sustituir toda la riqueza cultural y artística del paganismo. Y así el convertido y la comunidad de convertidos tienen que empobrecerse humanamente si no pueden rezar y cantar juntos, si no encuentran en nuestra liturgia elementos semejantes a los que han dejado, elementos que satisfagan también su sentido estético y cultural.

-El problema es grave, ciertamente.

-Y verán que lo es mayor aun si piensan que la mayoría son analfabetos. Y nunca podremos comprender los occidentales lo que para una comunidad de analfabetos significan la danza, la oración en común, las procesiones, las solemnidades externas, los simbolismos. El hombre culto puede prescindir de estas cosas externas, pero estas comunidades primitivas, no.

-¿Qué posturas tomaron ustedes ante estos problemas?

-Comenzar a hacer experiencias. Sustituir las fiestas paganas por otras cristianas tan solemnes como las que ellos tenían. Así hemos comenzado a tener fiestas para el bautismo, la bendición de los campos, el año nuevo, los nacimientos, los matrimonios, las muertes...

-¿Cómo son estas fiestas?

-Son fiestas que a veces duran dos o tres días, fiestas de pueblo, con cantos, danzas, representaciones teatrales, juegos. Pero todo con sentido religioso, con oraciones públicas, sermones, ofrecimientos de dones a Dios, etc. Prácticamente son las mismas fiestas, que siempre han celebrado, pero quitándoles los elementos inmorales que tenían, añadiéndoles oraciones cristianas y dando a ciertos gestos simbolismos cristianos.

-¿Y Su Excelencia presidía estas fiestas?

-Naturalmente, y muchas de ellas con báculo y mitra.

-¿Incluso cuando se trataba de danzas?

-¿Por qué no? La danza expresa los sentimientos del corazón humano. Pero no deben pensar ustedes en las danzas occidentales. Para el oriental la danza es una cosa muy seria, profundamente religiosa, ¿Por qué no habíamos de usarla también los Católicos?

He aqui como -por donde menos lo esperábamos- ha venido a plantearse uno de los problemas claves de la liturgia actual, y de la vida católica en general. ¿No habremos confundido muchas veces catolicismo con occidentalismo? ¿No será la Iglesia católica romana mucho más romana que católica? ¿Con qué derecho juzgamos nosotros siempre todos los problemas partiendo de nuestra mentalidad occidental como si fuésemos los únicos católicos del mundo o los católicos de primera clase? ¿Y si la liturgia es la unión de la comunidad cristiana con Dios por qué regla de tres la comunidad indonesia, la africana, la española, la alemana y la chilena han de comunicarse con Dios con los gestos engendrados en la Europa medieval?


LATIN, LATIN, LATIN

Y, como era de esperar el tema del latin tenia que llegar inmediatamente. ¿Cuántas horas daremos vueltas en torno a su noria? Ha sido el Patriarca de Antioquía Máximos IV, quien ha planteado la batalla con la franqueza que caracteriza todas las intervenciones de este obispo. Ha empezado, por de pronto, hablando en francés en el Aula, aún estando mandado que se hablase en latín. Los orientales no se sienten latinos y defienden que no hay ninguna razón para que ellos tengan que hablar en un latín que nunca han estudiado.

Máximos IV no se ha andado por las ramas:
Me parece -ha dicho- que el valor casi absoluto que se quiere dar al latín en la liturgia, en la enseñanza y en la administración de la Iglesia latina, representa para la Iglesia Oriental algo muy anormal Porque, en resumidas cuentas, Cristo habló el lenguaje de sus contemporáneos. Fue en la lengua comprendida por todos sus oyentes, el arameo, como ofreció el primer sacrificio eucarístico. Los apóstoles y los discípulos hicieron lo mismo. Jamás se les hubiera ocurrido la idea de que, en una asamblea cristiana, el celebrante pudiera hacer las perícopas de la Escritura, o cantar los salmos, o predicar, o partir el pan utilizando otra lengua que la de la asamblea. San Pablo nos llega a decir explícitamente: "Si tú no bendices más que con el espíritu (es decir, hablando una lengua incomprendida) ¿cómo aquel que está en las filas de los no iniciados responderá "amén" a tu acción de gracias, si no sabe lo que dices? Tu acción de gracias, es cierto, es excelente, pero el otro no queda edificado con ella... En la asamblea, prefiero decir cinco palabras con mi inteligencia, para instruir también a los otros, que diez mil en lengua (incomprendida)". (I Corintios, XIV, 16-19.) Todas los razones invocadas en favor de un latín ininteligible -lengua litúrgica, pero lengua muerta- parece que tienen que ceder ante este razonamiento claro, neto y preciso del apóstol.

Además, la Iglesia romana empleó también, por lo menos hasta la mitad del siglo III, en su liturgia, el griego, porque ésta era la lengua hablada por sus fieles de entonces. Y si en esta fecha empezó a abandonar el griego para utilizar el latín, es precisamente porque el latín había venido a ser, entre tanto, la lengua hablada por sus fieles. ¿Por qué tiene que cesar hoy de aplicar el mismo Principio?

La lengua latina -prosiguió- está muerta; pero la Iglesia sigue viva. Y la lengua, vehículo de la gracia y del Espíritu Santo, debe ser también viva, porque es para los hombres y no para los ángeles: ninguna lengua debe ser intocable.

Admitimos, sin embargo, que, en rito latino, la adopción de lenguas vulgares debe hacerse progresivamente y con las precauciones que pide la prudencia.

Naturalmente, no todos los Padres admitirán esta abierta postura de Máximos IV, pero alegra que un Padre pueda hablar con tanta libertad en un punto discutible.

También los obispos africanos han expuesto claramente su mentalidad. El obispo congolés Mbuka-Nzundu, declaró ayer a los periodistas que los obispos negros llevan varios días reunidos para adoptar posturas comunes ante el problema litúrgico. "En particular -dijo- pediremos que se pueda celebrar la liturgia en la lengua de cada comunidad". Y en este sentido parece que se pronunció el cardenal Rigamwa hablando en nombre de todo el continente africano.

El interés de todos estos intercambios no hace falta subrayarlo. Los obispos del mundo pueden aquí "tocar" los problemas de la Iglesia universal y obrar en consecuencia. Esto -decía esta tarde monseñor Van Bekum- aclara muchas cosas. "Yo vine aquí creyendo ser un peligroso innovador. Pero ahora estoy optimista al ver que lo que nosotros estamos haciendo en Indonesia no es una cosa rara, sino que es una experiencia que se ha hecho ya cientos de veces en Asia y en Africa. Y es también consolador ver cómo somos comprendidos por los expertos liturgistas occidentales, aún estando como están tan lejos de nuestros problemas". El clima de catolicidad sigue ganando tantos en la Ciudad Eterna.


EL TELEVISOR SECRETO

En su discurso de hoy a los peregrinos ha descubierto el Papa un pequeño secreto cuando les dijo que venía de seguir la sesión celebrada en el Aula. "Ya sabéis, añadió, ahora con los adelantos modernos..." Con lo que nos confirmaba lo que ya era un rumor en la sala de Prensa: que el Papa sigue las sesiones desde su cuarto con un circuito cerrado de televisión.


SE GRATIFICARA ESPLENDIDAMENTE

Extraño anuncio el que publica hoy un periódico romano, la pérdida de un anillo episcopal. Monseñor Le Roy, arzobispo de Quebec, lo perdió ayer. Y está desconsolado porque era un regalo de sus fieles.

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