Un periodista en el Concilio


19 de octubre de 1962


UNA GRAN NOTICIA

Comenzó a rodar el rumor por la mañana. Había una especie de clima nervioso en la sala de Prensa, entre los periodistas franceses sobre todo. M. me explicó de qué se trataba: "Mañana se presentaría a los padres el texto de un mensaje al mundo para que lo votasen". "Es sensacional", me dice, y me da los nombres de los que han hecho el anteproyecto.

No ha sido fácil "pescar" el documento, pero a media tarde lo he conseguido ya. Y es sensacional, como M. decía. Un formidable acto de fe en nuestro siglo, un apasionado acto de amor a todos los hombres. Y escrito en un lenguaje vivo, vivo. El que lo ha redactado sabe cómo hay que hablar a los hombres de hoy. "Pero ten en cuenta que esto es el primer anteproyecto -me dicen-. Igual mañana no lo conocemos."

Y a la noche me ha llegado la confirmación de la noticia por donde menos podía esperarla: -Mañana estad alerta vosotros, los periodistas porque tendréis una gran noticia- nos ha dicho esta noche don Casimiro Morcilla, arzobispo de Zaragoza y uno de los subsecretarios del Concilio.

Ha sido en la oficina de Prensa española. Don Casimiro nos ha hablado largo, con una naturalidad envidiable, en una especie de conferencia de Prensa como no es frecuente oír a un obispo. Le hemos hecho cientos de preguntas, y ha respondido con toda sencillez, sin escaparse jamás por la tangente.

-¿Cuál es el trabajo concreto de los cinco subsecretarios?- le ha preguntado alguien.
-Cada uno tiene asignado ya el suyo. Hay uno que revisa las actas de los taquígrafos; otro, que se preocupa del archivo de documentos; el obispo melchita que ayer nombró el Santo Padre se encarga de los asuntos orientales...
-¿Y Vuestra Excelencia ... ?
-Yo tengo que recoger los "vota" de los Padres y clasificarlos. Es decir, cuando un Padre desea hablar, debe inscribirse con tres días de anticipación y dar una leve idea de lo que piensa decir o de los ángulos que desea estudiar. Yo tengo que estudiar estas peticiones, clasificarlas y organizarlas.
-¿Se han recibido ya muchas inscripciones para hablar sobre liturgia?
-Muchísimas.
-¿Se puede prever entonces lo que se va a tardar en este esquema?
-Aunque se ha limitado a diez minutos el tiempo de cada intervención, tardaremos dos, tres semanas o quizá más.
-¿Está terminado ya el escrutinio de votos para las comisiones?
-Acabándose, Es decir, se han terminado ya algunas comisiones y mañana se dirán los resultados de éstas.
-¿Se exigirá para ser elegido la mayoría absoluta o la relativa, como propuso el cardenal Ottaviani?
-El Papa lo decidirá mañana al ver el resultado obtenido. Es muy probable que, al menos, varias Comisiones queden mañana ultimadas.
-¿Cuándo nombrará el Papa los ochenta miembros que tiene que elegir para completar las comisiones?
-Algunos nombramientos saldrán mañana, para las comisiones más urgentes.
-¿Se puede saber algo de la orientación que tendrán estas elecciones que hace personalmente el Papa?
-Bastantes serán miembros de la Curia, de las Congregaciones Romanas. Como es sabido, en las listas que los padres presentaron no iban miembros de la Curia, y no es lógico que los grandes organismos de la Iglesia no estén suficientemerte representados en las comisiones conciliares.
-¿Por qué se ha elegido el esquema de liturgia para comenzar, en lugar de uno teológico, como era de esperar?
-Simplemente, porque se piensa que es un tema relativamente fácil y servirá de un buen entrenamiento.
-¿Se piensa estudiar los setenta esquemas preparados?
-Eso la marcha del Concilio lo dirá.
-¿Cómo es que a los obispos sólo se les han dado siete esquemas y faltan algunos tan importantes como el "De Ecclesia"?
-Pienso que se habrán dado los que estaban ultimados, Pero todo se andará.
-¿Cuál es la impresión que tiene Su Excelencia sobre la marcha del Concilio?

Monseñor Morcillo responde ahora con más firmeza que en todo lo anterior, como si fuese para él una gran alegria el decirlo:
-Debo decir con toda sinceridad que lo que más me está impresionando es comprobar cada vez más que ninguno de los obispos viene a hacer "su" Concilio, que nadie viene a hacer un "Concilio francés" o un "Concilio español", que todos vienen a hacer un Concilio católico, Esta sensación de catolicidad se respira en todos los ambientes conciliares de estos días. Y no puede haber alegría mejor.

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