Un periodista en el Concilio


14 de octubre de 1962


VACACION

Al fin, un domingo. Se agradece, de veras. Llevamos una semanita que ya, ya. Esperemos que hoy la fortuna nos acompañe y no pase nada. Mañana los sucesos pueden "reengancharse".

Hoy también voy a hacer vacación en este diario y por eso aquí quedan esquemáticas las pocas novedades que tengo que reseñar:

-Reuniones, reuniones, más reuniones en todos los Episcopados para preparar sus listas de candidatos,

-Los periódicos de la mañana comentan la sesión de ayer. A los italianos no les ha convencido demasiado el que las elecciones se hayan retrasado. Il Tempo dice hoy, por ejemplo, que el Episcopado de Centroeuropa se ha demostrado batallero y aguerrido desde los primeros momentos, y hasta dice que lo de ayer ha sido su primera victoria sobre los ambientes curiales. Luego se arrepiente un poquito de haber dicho esto y añade que la diversidad de opiniones, al menos por ahora, no implica una diversidad de principios o una diversidad de catolicismo. ¡Hombre, menos mal! ¡Qué descubrimiento!

-Más triste es el artículo de Misiroli en Il Messaggero. Desentierra en él todas las frases que el Patriarca de Moscú ha dicho contra la Iglesia romana. ¿Se podrá saber para qué? Alguien me dice que también en la Prensa española han pasado cosas parecidas. Y hasta que casi todos los periódicos han publicado un "oportunísimo" despacho de la Agencia Efe en el que una desconocida sociedad del Brasil dice que el comunismo usa ahora como sus armas de ataque la Iglesia ortodoxa rusa y el Consejo Ecuménico de las Iglesias. ¿Qué pensaría Juan XXIII si leyera esto? ¡Cuánto camino nos falta aún por recorrer!

-Me han comentado que algunos obispos han lamentado que en la ceremonia de apertura la misa fuese cantada por la Capilla Sixtina y no por los 2.500 obispos. "Nunca hubiera habido mejor ocasión para cantar un credo católico, verdaderamente católico", me ha dicho uno.

-Italia pura: ayer un grupo de Padres conciliares se arremolinaba ante la secretaría para conseguir que les dieran sus documentos conciliares. Todos querían ser atendidos a la vez. De pronto, el muchacho que despachaba tras el mostrador se subió encima de su silla y dijo: "Se ruega humildemente a los Padres conciliares que no tengan tanta prisa".

-Ya ha llegado al Concilio la primera petición divertida. Es la de una mujer, la abogada Gertrudis Heinzelman, presidenta de la Asociación Feminista de Zurich, que ha pedido que el Concilio defina si el alma de la mujer es igual que la del hombre y si sobre el plano sacramental la mujer tiene los mismos derechos que el hombre. "¿Por qué las mujeres católicas, pregunta la señora Heinzelman, no se pueden ordenar de sacerdotes, como ya sucede en algunas sectas protestantes?"

barra
página en construcción barra


webmaster:hsotto@ctcreuna.cl